Reseña: Cartas a los perdidos de Brigid Kemmerer

Título: Cartas a los perdidos.
Título original: Letters to the Lost.
Serie: Letters to the lost #1.
Autora: Brigid Kemmerer.
Género: Romance juvenil.
Editorial: VR YA | V&R.
Editor: Leonel Teti y Cecilia Biagioli.
ISBN: 9789877472691.
Páginas: 560.
Encuadernación: Rústica sin solapas.
Precio: $729.
Goodreads | Cúspide

¿Y si las palabras de un desconocido pudieran sanar tu corazón?

He empezado 35 cartas, y todas comienzan con "Tengo 17", pero después no puedo escribir más. No quiero arruinar lo que tenemos. No quiero perderlo.

Me veo como una estúpida. Parece que estuviera aquí sentada escribiendo cartas a la oscuridad, esperando una respuesta.

Ni siquiera te conozco, pero siento que te entiendo. Siento que me entiendes.

Y eso es lo que más me gusta de todo esto. 

En Carta de amor para los muertos, Juliet Young perdió a su mamá en un accidente de tránsito. Está devastada, no lo puede superar. Desde entonces visita el cementerio siempre que puede, y dos veces por semana le escribe cartas a su mamá y se las deja junto a su lápida.

Cuando estaba viva, Zoe era una conocida fotógrafa que capturaba momentos significativos en las guerras, así que siempre estaba lejos de casa. Con Juliet se comunicaban a través de cartas. Quizás era un tanto anticuado, pero justamente eso lo hacía especial, lo hacía suyo, de ambas. Ahora la protagonista siente que escribirle las hace estar igual de unidas.

Hasta que un gran tonto lo arruina todo contestándole una de sus cartas. Son personales. Son algo de ella y su madre, ¿cómo es capaz de entrometerse? ¿Cómo se atrevió a decirle que él también siente lo que ella? No tiene ni idea...

Cualquiera podría decir que Declan Murphy tiene mala fama. En el colegio siempre anda enojado, con una mirada tan fría que da entender que solo quiere golpear a alguien. Está haciendo servicio comunitario por chocar un auto estando borracho. Sus compañeros y profesores lo saben. Muchos le tienen miedo, pero otros solo lo provocan.

Delincuente, asesino, fracasado... son algunos adjetivos que tiene que escuchar a diario, y le afectan. Claro que le afectan, si no saben por todo lo que está pasando. Nadie sabe que perdió a su hermana por culpa de su padre. Nadie sabe que no solo su hermana murió y su papá está en la carcel, sino que su mamá prácticamente lo ignora. Que su nuevo padrastro solo lo hace sentir mal. Que él poco a poco está cayendo y no ve muchas opciones de las que aferrarse. Quizás por eso fue que contestó aquella carta que estaba en el cementerio, porque alguien más parecía sentirse como él. Ya no tenía nada que perder.

Siento que te entiendo. Siento que me entiendes. Y eso es lo que más me gusta de todo esto.

La trama puede parecer cliché, pero aún así es hermosa y está excelentemente desarrollada. Creo que varios conocemos más de una historia en la que los protagonistas se conocen a través de cartas anónimas. Cuando se escriben su relación es estrecha, mientras que en la realidad no se llevan del todo bien. En este libro también pasa así.

Al principio Juliet no se toma bien que un desconocido haya respondido una de sus cartas, pero luego de varias idas y vueltas, lo empieza a entender. Ambos sufren y es lindo que te comprendan, que entiendan el dolor. Es como si uno estuviese acompañado. Se sienten unidos, apoyados el uno por el otro. Esto los incita a mejorar, a arriesgarse y hacer cosas que hasta ahora no pudieron lograr. Cada vez se necesitan más el uno al otro, pero tienen miedo a conocerse y perder todo lo que crearon, lo que ganaron.

En su mundo paralelo ocurre todo lo contrario. Juliet se deja llevar por la habladuría de sus compañeros y siente miedo de lo que Declan puede ser capaz. Cada vez que se cruzan, ella se pone a la defensiva. Intenta herirlo con sus palabras antes de que él se anime a hacerle algo. Lo logra, cuando Declan la escucha, es como si le clavaran una espina en el alma. Está cansado de que lo juzguen y sin siquiera atreverse a conocerlo. Él no es lo que dicen, solo se está rompiendo por dentro. Quizás en realidad ya esté roto, pero ni loco piensa demostrarlo. A cada insulto, devuelve una mirada tan fría como hielo y un par de puños cerrados.

Muy cliché, ¿no? Lo que lo saca de esto, es que no es una historia en donde el amor es protagonista. La trama se centra cómo Juliet y Declan van superando poco a poco a sus familiares perdidos. Cada uno se siente, en parte, responsable de lo que sucedió, por eso no pueden salir a flote, no logran desprenderse de este gran dolor. Esto es un proceso, por lo tanto lleva tiempo, claro que si, pero siempre todo puede mejorar. Y lo hace.
Ahora ya saben una de las razones por la que hay quedarle una oportunidad a esta historia. Sin duda es un libro que nos hace atravesar por distintos sentimientos, el dolor, la rabia, la alegría... todo esto con poco más de 500 páginas. Maravilloso, ¿verdad? En lo personal considero que los mejores libros son aquellos que nos causan tantas emociones. Yo estaba muy concentrada como para romper en llanto o soltar una carcajada, pero si puedo decir que en muchas ocasiones se me cerró la garganta y en otras quedé china de la risa.

Es un libro bastante largo, pero se escapa de nuestras manos. No miento. Soy de esas personas que en el día hacen distintas cosas en vez de sentarse a leer por horas, pero con este libro lo necesité. En menos de dos días se me terminó. Claro que es todo mérito de Brigid, su mente e increíble forma de escribir se complementaron a la perfección y crearon Cartas a los perdidos, toda una joyita. Que quede registrado que no quiero dejar de leer a esta autora. Su pluma es ágil, ligera; encima no se detiene en darnos muchos detalles, más bien nos cuenta el mundo a través de los ojos de los protagonistas, ya que los capítulos alternan la narración en primera persona tanto de Declan como de Juliet. 

Todos los momentos son significativos.

Me encanta que los personajes tengan tanta profundidad. Para mi es el pilar más grande de una historia: si ellos están bien desarrollados, poco puede salir mal.
Ambos protagonistas me encantaron porque son reales: se equivocan, lastiman, aprenden y piden perdón. Aunque su dolor es de lo más palpable, por fin están dispuestos a disminuirlo. Evolucionan de verdad, me encanta. Un ejemplo: al principio me enojaba con Juliet por cómo trataba a Declan, ¿qué necesidad de decirle terribles cosas solo porque estuvo en la cárcel? Que le tenga el miedo que quiera, pero que no lo trate así. Por suerte luego mejora, entiende que está mal juzgarlo sin conocerlo y deja de hablarle así. Opto por perdonarla y seguir queriendo a su personaje.

Los padres pueden tan ciegos a veces. Este es un problema que me surge en muchísimos libros. No comprendo si es porque no tengo hijos o simplemente porque los autores prefieren darles esa características, pero me irrita que no sean capaz de notar el dolor que hay en sus hijos, más si son los causante de éste.
Centrémosnos en el padre de Juliet. Sabe perfectamente que su hija sufre y, al principio, le daba el espacio que creía que ella podía necesitar. Pero cada vez hay más distancia entre ellos, hasta el punto que casi no se hablan. ¿Cómo pudo permitir que algo así pasara? Estoy segura que, aunque ella no lo dijese, más de una vez necesitó un abrazo enorme que le demuestre que no estaba sola.
Casi lo mismo pasó con Abby, la mamá de Declan, pero peor. Ella es una de las principales causas por las que su hijo se encuentra tan mal. Lean el libro y verán que no me equivoco. Para colmo no vio ninguna de las señales que advertían cuánto él la necesitaba, y estaban ahí, a la vista de todos. Aunque lo que más me molestó de ella fue que permitió que su nuevo esposo tratase mal a su hijo. No me entra en la cabeza que ponga adelante de Declan a alguien más. No lo entiendo de ella, no lo entiendo de nadie.

No quiero indignarme más, así que pasemos a mis dos personajes secundarios preferidos. Rev y Rowan se llevan el premio para los amigos de oro. Ambos estuvieron siempre que sus amigos los necesitaban. No los juzgaron nunca, solo los apoyaron.
Rowan es la mejor amiga de Juliet, la acompañó desde el primer momento y aún lo hace. No piensa dejarla, no va a dejar que se caiga. Desde el accidente que tiene que soportar que su amiga sea como un zombie. Están prácticamente todos los días juntas, pero aún así no se ríen, no conversan casi, no nada, como si ya no hubiese conexión entre ella. Pero esta amigaza sabe que es algo pasajero, que Juli mejorará y que todo va a volver a ser como antes.
Rev esconde un pasado terrible y el único que siempre estuvo para él fue Declan. Por eso es que él no se mueve de su lado, aunque a veces se comporte como un inútil. Busca lo mejor para él, que salga hacia adelante, que no pelee, que vuelva a ser feliz.
De ambos amigos, él es mi favorito y muero por conocer su historia en el siguiente libro: Más de lo que podemos decir.

Quizás algún día ames a una mujer lo suficiente para que valga la pena tomarse tanta molestia por un beso.

Creo que ya no tengo mucho más para decir, hasta creo que me odiarían si sigo hablando y hablando. Me parece que ya se dieron cuenta que amé este libro, ¿no? Encima si hablamos del final... creo que fue perfecto. Pueden que algunas cosas se hayan arreglado muy rápido y si iban más pausadas hubiesen dado mejor resultado, pero aún así la autora logró cerrar la historia muy bien. No dejó ningún cabo suelto. Solo muchas ganas de conocer la historia de Rev.

Antes de terminar quiero destacar los hermosos diseños que tienen los libros de V&R. Cartas a los perdidos tiene tantos detalles que lo hace único, precioso, perfecto. Algunos son el cambio de letra cuando escriben los protagonistas sus cartas, los inicios de capítulo y las florcitas u hojitas que sirven como separador. Todo realmente divino.

Solo porque tú no puedas hacerlo ahora, no quiere decir que no lo puedas hacer nunca.

Cartas a los perdidos es un libro que tienen que leer, Brigid Kemmerer es una autora que tienen que conocer. No hay mucho más para decir. Trae una historia cargada de sentimientos, que se termina antes de darse cuenta que empezó. 

 {5/5}

Saga Letters to the lost
1. Cartas a los perdidos | 2. Más de lo que podemos decir